sábado, 28 de julio de 2012

Y ahora que no estás y sólo es tiempo de acequias

Y ahora que no estás y sólo es tiempo de acequias
y lluvias torrenciales,
precisamente ahora
¿me dejas que te escriba un poema de amor en que no diga
te quiero,
en que olvide que sueño con tus besos, tus caderas de nailon y la gloria
que bendicen en tus pechos?

Te escribiré alamedas con gorriones del Duero,
te escribiré montañas,
dibujaré la tarde.

Y es que tú
fuiste el libro de versos que no he escrito
y el dolor no contado,

tú la letra,
la música
y el canto gregoriano que ahuyentaba el aullido de los lobos,
tú la torre albarrana y la dulzura del cuarzo,
tú quien me ha conducido a estos alfares
de una muerte aprendida,

tú la vela
que lloraba el cadáver del ángel paraolímpico.

¿Te he dicho
que llegado a beberme hasta la tinta, que me muerdo las uñas y dibujo
tu nombre en carnes vivas?

Me esfuerzo en entender por qué han perdido
la sonrisa los árboles,
por qué
sólo un año después de que te fuiste
no había nadie en el mundo y se cerraron
de pronto los hoteles:

veo hermosos cadáveres con los muslos de mimbre que almacenan
mazorcas de hornear sobre su sexo
y arrozales que crecen en las ramblas
de un planeta sin lunas.

Nuestros besos,
el tacto,
las caricias pensadas, las noches y el deseo
hoy viajan sentados en distintos vagones de unos trenes
qué ignoran su destino
y sin embargo
cuando todo el paisaje se reduce a palabras y los versos
son un acto de fe
sé que estás y te pienso rimero de agua-luz,
lluvia naranja
o infancia de manzano
y sé que tienes
cansadas de volar las cicatrices.

Tú no sabes
que desde que no estás se han oxidado los versos y las lágrimas,
que hay ortigas e hinojos en medio del jardín,
están tristes los pájaros
y el álamo
me pregunta por ti y no sé decirle
en qué nube te escondes ni a qué señas te escribo
cuando quiero decirte que ha nevado,
que el gato
es un náufrago extraño en la escalera
y se mueren de sed los archiduques prusianos,

ya ves,
mientras te escribo
el presente es ayer y me es posible escuchar la redondez de tus pasos
más acá de ti misma.

Finalmente
te pido que no pienses que si visto de oscuro es que estoy triste,
la tristeza no haría sino más complicada la sintaxis
y, además, los recuerdos
no son un buen lugar para el dolor de los necios.



PREMIO TEMA LIBRE-2012
AUTOR: VICENTE MARTÍN MARTÍN (TORREJÓN DE LA CALZADA)
(MADRID)

 FALLO DEL XXXI CERTAMEN POÉTICO INTERNACIONAL
"FRANCISCO DE QUEVEDO"

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