viernes, 27 de julio de 2012

Has tenido un mal sueño y te levantas



Has tenido un mal sueño y te levantas
frotándote los ojos,
te tomas un café, luego te asomas
con tu dolor de alcoba a la ventana
y ves cómo la calle está vacía:
no hay farolas, no ladra ningún perro,
no hay aristas de acero amagando en las esquinas,
los árboles del parque no hacen sombra
ni está esa mujer gorda que gritaba
groserías de azufre a los chavales.
Nada existe y el viento sólo mueve
marionetas que inventan cada tarde
su zoco artesanal de hipocresía.
Todo ha sido un mal sueño y ahora sabes
que las cosas no existen porque sí,
que la piedra no es piedra porque esconde
su aflicción de granito en las entrañas,
que no se hace de noche a mediodía
por taparse los ojos, ni amanece
porque alguien enciende una cerilla,
que no, que nada ocurre
siguiendo una costumbre y sin quererlo,
que las cosas empiezan a ser cosas
en el mismo momento en que tu voz,
decide que las nombras.
Y cuando dices agua, de repente,
aparece la lluvia, cuando invocas
al mar y a las estrellas es posible
dimensionar el tiempo, cuando hablas
de distancias, de lejanos países,
de archipiélagos, de ríos y montañas
estás pintando un mapa y si mencionas
horizonte, arboleda o melodía
alguien siente en las palmas de sus manos
un caliente aleteo de gorriones.
Sí,
te ha sido necesario este mal sueño
para aprender, al fin, que cada cosa
lo es
cuando se nombra.



Poemario "Donde se pone el sol"

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