jueves, 1 de septiembre de 2011

Ya no hay nieve en las cumbres

Ya no hay nieve en las cumbres
y los tiempos
no están para ternuras

en las casas
hay muchachas lozanas esnifando veneno
y hay madres preocupadas que amortiguan
las fiebres de sus hijos

y estoy aquí,
estoy
a base de termómetros, recién descongelado en los sesenta
y mi oficio es arder,
arder mientras recorro la luz de cada estrella
y atizando una a una las fogatas
de un futuro imperfecto

oigo un río en la noche que un kilómetro abajo
se junta con el mar,
soy un soplo de aire,
un sonido que pasa,
el brillo y el enigma de una gota

estoy aquí y escucho
las cosas que crepitan bajo el llanto primero
de un dolor subterráneo,
vine de no sé dónde y me estrecharon
unas manos a medias

estoy aquí y canto
mientras todos mis hijos estrangulan una danza muy lenta y el vacío
se refleja en mis ojos

aquí,
ardiendo a solas,
con los pies en la tierra y la mitad de mis huesos en el cielo.

Poesía Pura,  01 09 11

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