miércoles, 21 de marzo de 2012

Sucede cuando llueve

Sucede cuando llueve
y las calles se llenan de turistas despistados
buscando algún garito en el que entrar
y al resguardo del agua,
comerse una hamburguesa,
un bocadillo y una coca-cola.

Hay un repiqueteo en el asfalto
(que ya no huele nunca a la tierra mojada)
y un discreto reflejo de las casas
sobre charcos que ya no pisan niños
con botas escolares.

Un aroma a tristeza,
ropa sucia y semáforos rojos
invade el casco urbano.
Todo sigue su curso sin sentido:
las guías de viajes, las mochilas,
los pantalones cortos
y las miradas largas
de los adolescentes intentando
un nuevo pasatiempo
o buscando algún ciber
en el que conectarse al ombligo del mundo
lejos de aquel lugar.

Sucede cuando llueve
en paisajes despiertos que se duermen
al dejar de llover.

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