martes, 20 de marzo de 2012

Quizás te quise tanto que me olvidé de mí



Quizás te quise tanto que me olvidé de mí
y nunca supe amarte,
quizás es todavía y aún me quede la opción
de que aguantando hasta el último semáforo me encuentre
tu corazón en verde,
no lo sé
y que temo
que ha llegado el momento en que el café se me sube a la cabeza
cuando me hablan de ti,
que soy hermano
de todas las tristezas y ninguna
me da las buenas tardes. ¿Qué pensar
si al subir las persianas no entra luz pero escucho
cómo cantan los pájaros?
Algo ocurre y acaso es que esos pájaros se saben
tu piel adivinada y es por ello
que ahora duermen cantando y no se esperan
a que llegue mañana,
los abra los balcones y salga en zapatillas sin peinarme los años,
todo puede pasar y hasta es posible
que te mienta si afirmo que la noche es oscura y no percibo
que está llena de barcos
o si digo
que es utópico andar por las veredas
con la luz de los sueños.
Quizás te quise tanto
que me cegué en la aurora azul y aún estoy ciego.

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