martes, 13 de septiembre de 2011
De niño no llevaba reloj y paseaba las calles
De niño
no llevaba reloj y paseaba las calles
con un libro en las manos,
me calzaba
zapatillas de culto y me mentía
colmillos en los ojos,
pero entonces
no sabía de Einstein ni que era infinito el universo e infinita
la estupidez humana;
de niño
los semblantes adúlteros quedaban a mi espalda
y albergaba en mis sueños la frescura del agua en los embalses,
los abuelos amaban en latín y los mendigos
me dolían a medias,
al amor de la lumbre los mayores
hablaban de una guerra,
de su miedo a los maquis
y a veces salpicaban de luto sus palabras;
de niño era mortal, como los pájaros,
pero hablar de esas cosas era un tema prohibido porque estaban
los muertos en capilla y era ilícito
jugar a embalsamarlos;
de niño me aprendía las rutas de los trenes y estudiaba
geografía política en los árboles,
el mar era una alberca y se escuchaba a escondidas
el llanto de los peces
y eran grifos las nubes
y de arrope los besos
y escribíamos versos a la luz de un carburo
y había un dios de vainilla que endulzaba
los jardines a mano,
sin embargo
hace ya tantos días que no llaman a vísperas los templos
que en las noches de hoy
sólo hay vampiros.
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Poesía Pura, 13 09 11
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