sábado, 1 de octubre de 2011

Yo pinté a una muchacha con el rostro de arroz





Yo pinté a una muchacha con el rostro de arroz,
la dibujé invisible,
así,
como de tarde o tal vez como de espuma,
la imaginé en las notas de una canción perdida
y de pronto pensé que debería obligarla a decir algo,
por ejemplo,
a darme una opinión sobre los árboles,
a hablar de la distancia entre la sed y el amor.
Pero tú no eres ella
y aunque lleves su nombre no eres ella,
aunque beba en tus pechos y acaricie tu sombra no eres ella
ni eres una palabra
porque nunca un vacío se ha podido colmar de una palabra.
Es preciso
que miremos las cosas fríamente,
la luz invade el patio y ya no es tiempo
de tener en secreto los vinos del milagro,
debemos entender que se han quedado obsoletos los sueños,
que vivir sólo ha sido una metáfora más o menos difícil
y ahora el mito es arcilla.
Las muchachas de arroz son las enaguas escuetas del paisaje,
el fulgor de las islas,
las muchachas de arroz son los caireles de un verso
y el último reducto de una orfandad inhóspita,
tú la
 mujer,

la madre.


 "DIEZ POEMAS PARA AHUYENTAR LA LLUVIA"  


Poemas del Alma
 01 10 11

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