Los ángeles de ahora tienen sexo y no pecan,
toman tortas con nata
y no engordan,
algo tienen los ángeles de ahora que no consta en los libros de Israel
o si no quién se explica
que un mendigo se embriague con el sol de una rosa
o que el viento del norte y los suburbios de enero
se canten a sí mismos.
Algo pasa que altera las techumbres geométricas que cuidan
del orden de las cosas,
algo
que los ojos no ven y todo apunta
a algún gesto de Dios que se ha cansado
de morales absurdas y pancartas invocando su nombre,
de un Dios menos judío y más proclive
a una nueva gramática en que el verbo
no implique deserción y sólo sea
un delito reflejo.
Donde estuvo Hiroshima hay un domingo de adelfas naturales,
nadie tala los bosques y los cedros
crecen sobre la tundra que abonan los pantanos.
Poesía Pura, 07 02 11
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