que son como pantuflas ortopédicas
o anhelos mal curados,
son nativos y tienen
el rostro de tus miedos y la voz atiplada
de un viento sordomudo,
en realidad
nadie ha visto a un fantasma que no le pertenezca, que no lleve
su nombre y su apellido y no comparta
su misma desnudez,
su mismo acento;
son a veces
los hermanos gemelos que jamás enterramos en la infancia,
los lugares prohibidos,
una tarde de juncos o la estela un beso
que acabó desclavándose.
Son por tanto
ciudadanos de a pie que se masturban y pagan sus impuestos,
postulantes oníricos y héroes de guiñol,
pero son y nos aman
y nos cierran las puertas cuando llega
sin llamar el invierno.
Poesía Pura, 02 09 10
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