Yo digo la verdad pero no es todo verdad porque las cosas
que canto no son mías
ni los muertos que hablan son mis muertos;
sin embargo
el olor a prehistoria de las flores, el murmullo del río y estas frases
que revientan mis labios
son verdad
y son ciertas
las hormigas que cruzan por mi estómago
y esta forma de ser que se convierte en apetito salvaje cuando miro
a un ángel del revés.
La ficción no es mi amante pero vivo
en hoteles de lujo con yacuzzy francés y no consiento
metáforas banales, aunque a veces
me llueva imprevisible.
Exploro el Aconcagua. Y la locura.
Y el amor entre avispas de distintos tamaños.
Lo que digo es verdad, hablo de templos, tristezas y hospitales,
y de piedras azules y de olas
que copulan con peces,
busco el sol de los sótanos y el hambre
que habita los palacios
y todo cuanto os digo no es más que vanidad:
vanitas vanitatum.
Poesía Pura
07 03 11
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