El tiempo es la distancia entre los labios de un niño y la palabra
El tiempo es la distancia entre los labios de un niño
y la palabra,
la eternidad
no es más que el balbuceo continuo donde hibernan
los niños no nacidos.
Las sonrisas y el té
están servidos,
pero el mundo en que vives es finito
y la historia -tu historia-
es apócrifa.
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