Si acabar de una vez con todo esto
no fuera hacia vosotros que me amáis un menosprecio
ya lo hubiera intentado
y a estas horas
quedarían de mí estas paredes y algún libro de versos
y ya nunca hablaríamos
de verdades a medias y puertos transatlánticos,
no serían de arena las palabras y un dolor las iglesias
ni los jueves el mar donde se bañan las baladas humildes.
Si no fuera tan fácil acabar de una vez y tan difícil
olvidar vuestros nombres y dejar de sentir vuestros latidos
más cerca cada día,
más hondos
a medida que el tiempo se me agrieta y se me clava
la estrechez en los hombros
yo sería esa carta sin remite que abriríais tan sólo si os faltaran
las ganas de vivir y precisarais
saber vuestro apellido.
Y sin embargo
siento que me miráis con los ojos creciéndoos todavía
y aún esperáis de mí no una palabra,
no un hablaros doliéndome,
sino un impulso más, un latido no expreso y un beso circular
como de puertas
que se abren y se cierran sin hablar de nosotros.
Pues bien, sabedme aquí, sabedme aunque me calle
y no os diga por quién ni en qué país están sonando
desde ayer
las campanas.
25 08 10
Poesía Pura
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