lunes, 1 de marzo de 2010

Tú, que tanto te afanas en hallar los efectos

Tú, que tanto te afanas en hallar los efectos
de un eclipse de mar sobre la hierba
y denuncias
el abuso gremial a que se ven sometidas las señales de tráfico,
tú que amas la música de los organillos
y culpas de escasa moralidad a los búnkers antiaéreos
pregúntate,
pregúntate por qué pones peleles con radar en los púlpitos
para ahuyentar a amantes extranjeros,
por qué las golondrinas no se bañan de noche
ni aparecen desnudas las estrellas en el patio
de un colegio de huérfanos,
pregúntate por ti,
por qué tu corazón late más fuerte si escuchas
Don Giovanni de Mozart,
por qué entornas los ojos cuando pasas delante de un hospicio
y cierras las ventanas si una avispa
aparece en tus sueños.

Pregúntate,
por fin,
por qué empezaste
tan pronto a envejecer.


 Poesía Pura

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