martes, 9 de marzo de 2010

Geisha

Tiene un aire de geisha y unas cuantas
amarguras de más,
no sé de ella
sino aquello que cuentan quienes dicen que vino
en un barco holandés entre promesas fundidas y cubitos de hielo,
que ahora mismo
administra un burdel de cuatro cifras
y no vende sonrisas porque tiene
empeñados los párpados y nombre
de santa calvinista.
Ella sabe que miente su perfume y que la calle
es un rito de espuelas,
ella sabe
que Manet retrataba mujeres con sombrilla porque nunca
vivió en los arrabales ni abrazó
pechos republicanos
y por eso
no se siente obligada a deshacer un equívoco
en que no tuvo parte
y practica
las doctrinas que otros le impusieron,
ella sólo consiente que allí lleguen los hombres como hienas autóctonas,
que coman y defequen,
que forniquen y coman y defequen mientras tengan
ojos de cartón piedra y no naufraguen
sujetos a su ombligo.
Lo demás, todo es nimio, ya no habita
la pobreza en sus muslos,
ya no huele
a soldados cismáticos su sexo
y las fotos que guarda en su mesilla de noche están selladas
con goma de mascar.


Poesía Pura, 09 03 10
Poemas del Alma,  09 03 10 


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