martes, 20 de marzo de 2012

Quisiera hacer contigo ese viaje especial que nunca hicimos

Quisiera hacer contigo ese viaje especial que nunca hicimos,
perdernos no sé dónde
olvidarnos del barrio,
del trajín de las calles de este ambiguo Madrid
y dormir en hoteles con ventanas a los parques jurásicos.
Me gustará, sí,
comprobar cómo sabe un primer beso en los asientos morados
de un avión de verdad, con azafatas noruegas
y avisos en inglés.
¿Te apetece París, Roma, Estocolmo?
Estocolmo es Venecia sobre catorce islas con nostalgias vikingas,
me encantaría verte, por ejemplo, dibujada en sus aguas,
saltar de puente en puente
o bebiendo cerveza en el barrio medieval.
¿O prefieres París?
Siempre me pareció horrorosa la torre Eiffel aunque comprendo
que calcular millones de tornillos debe tener su cosa,
digo yo
o un tanto de altivez que, claro está,
les sobra a los franceses.
Tú verás.
Roma tiene su encanto pero huele a hospital y agua bendita
y estoy harto de oír cómo blasfeman
los taxistas parados sobre el Tíber,
Roma es una ciudad apta para morir, tomar café en cuclillas,
sandías en verano y jurar en latín.
A mí me da lo mismo,
lo que quiero es estar cerca de ti, ver en tus ojos
cómo son las mañanas de los ríos anchísimos
y a qué grados
se derriten tus labios cuando hablas un idioma distinto.

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