viernes, 27 de junio de 2014

¡Cómo duele, Señor, este vestido





¡Cómo duele, Señor, este vestido
de carne que me has dado,
cómo duelen las sombras del crepúsculo,
las horas de los ángeles furtivos,
cómo escuece
la tibieza del alma cuando arrastro
la piel a ras de calle!
Quiero aprender, Señor, a desnudarme
esta noche de mí,
quiero aprender, señor, a deshacerme
de estas ropas que huelen tanto a mí,
de estos gestos que saben tanto a mí,
de estas prisas que ponen en mis labios
hipócritas palabras color sepia,
de estas falsas modestias que se abrigan
de mí,
de esta oculta arrogancia que se nutre
de mí,
de todo cuanto implica circunstancias,
modales o ademanes
de mí,
de las horas que tienen hipotecas
de mí,
del viento que no lleva claridades
de mí.
No quiero soportar el vasallaje
de líquidas rutinas,
de certezas fingidamente exactas,
de promesas prescritas,
de esperanzas untadas de aguamiel
y forzadas sonrisas de guiñol.

¡Cómo duelen, Señor, y cómo pesan
estos trajes tan viejos, estas ropas
pegadas como lapas a la piel!


Poemario "Los pasos que hemos dado"
XII Premio de Poesía "Encina de la Cañada" 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario