Entre mis prioridades

Entre mis prioridades
no están los gorriones de pestañas postizas ni tampoco
un patio con aljibe y una puerta sellada en que se guarden
tubos de barbitúricos y disfraces eróticos,
y eso
que a menudo me ciegan las luces de algún cinematógrafo
y extravío mis pasos, se diría
que busco una ciudad donde el mar sean mis labios
y la lluvia mis ojos.
Sin embargo,
en mi vida no quedan regiones emergentes
ni archipiélagos vagos, en mi vida
no caben formularios burócratas ni copas de cianuro,
cada gesto delata los andares de un náufrago y ese oficio
cobarde de ir tirando.
Quizás me he equivocado de libro como un niño
se equivoca de madre
y es por eso
que os hablo en una lengua de huracanes y espías
que ni yo mismo entiendo.
No os sabría decir a qué distancia me encuentro de mis manos,
si los barcos son islas,
si los puertos son árboles cansados de ser cielo,
si el corazón
es ave que no olvida o si nací
con un diente amarillo y a orillas del mar Muerto.

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