viernes, 16 de marzo de 2012

A ti te ocurre algo, no es normal

A ti te ocurre algo, no es normal
que pretendan subirte en un caballo con el cuello de cisne y pasearte
por todo Macedonia sin que digas que tú,
precisamente tú,
nada tienes que ver con las mezquitas balcánicas,
ni es lógico que lleves cosidos los bolsillos de tus viejas bermudas
cuando sueñas lianas con los dedos
y te duelen, de ternura, las manos.
Alguien está intentando que no siembres arroz en los terrenos
proclives a los olmos,
que no digas dos veces que la tierra es redonda o que Newton
descubrió las manzanas recorriendo de noche los supermercados,
es posible
que insistan en las lágrimas apócrifas de los mártires
y te exijan
que te arranques la lengua, que te alejes
de baladas y dioses cotidianos,
es posible también que, como el aire, sufras desdoblamientos,
que aparezca en tu cama un trovador jubilado y te decidas
a inscribirte en un club de Duplicados Anónimos.

Sin embargo
tú sabes que no hay nada en el mundo que se pueda medir
con la avaricia de un sastre o el metro de un tacaño,
tú sabes
que llevarse a la tumba prostitutas antiguas no es hacer concesiones
a la lucha de clases
y por eso
es mejor que te cuelguen del cuello un horóscopo chino
y se olviden de ti, pues tu problema
no es otro que esa vieja costumbre de beberte los vinos más amargos.

477/S

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